Desde las 17, se registraron vientos de más de 100 km/h que causaron voladuras de techos, caída de árboles y daños en vehículos.
La cola de un tornado azotó Casilda este jueves, provocando graves destrozos. Hasta el momento no se reportan víctimas fatales. Con ráfagas superiores a 100 km/h y una intensa lluvia, el fenómeno afectó viviendas, calles y servicios esenciales. Durante 50 minutos, la localidad del departamento Caseros sufrió un escenario de caos, con estructuras colapsadas y cortes de energía. Entre los daños más significativos se reportaron la voladura de techos, caída de árboles y postes, así como vehículos afectados por los escombros. En el centro de la ciudad, la antena de la parroquia San Pedro se desplomó, mientras que en la periferia algunas familias perdieron todas sus pertenencias. Protección Civil trabaja en la remoción de escombros y asistencia a los damnificados. En estos momentos, no hay energía eléctrica y el tránsito está desordenado debido a los bloqueos en las calles. Las autoridades pidieron evitar la circulación en las zonas afectadas hasta que finalicen los operativos de emergencia. El gobernador Maximiliano Pullaro se comunicó con el intendente Guillermo Franchella y se puso a disposición para coordinar la asistencia. Se espera un informe oficial con detalles de los daños y medidas de ayuda para los afectados en las próximas horas.
Una pareja y un joven de un pueblo de Santa Fe, parte de un grupo de 17 argentinos, quedaron atrapados en el frigorífico. Compartían camas y recibían comida vencida. Lograron escapar sin pasaportes, deambularon y pudieron regresar al país.
Tras la denuncia de abuso en la escuela Conrado Nalé Roxlo Nº 1211, desplazaron a la directora, una docente y al celador. Designarán un interventor para la institución.
Le hicieron creer que le darían una cuenta para mirar películas y series y mientras tanto le sacaron información y hasta le hicieron descargar una aplicación para acceder a su celular.
Durante el último gobierno de facto, Gualeguaychú sufrió el secuestro, la tortura y la desaparición de decenas de jóvenes de la ciudad. Sus familias atravesaron el tormento de ser hostigadas por el aparato represivo y la desesperación de no saber el destino de sus seres queridos. La familia Angerosa-Ingold fue una de ellas y hoy Hugo rememora como si fuese ayer los episodios vividos en la década del setenta.